lunes, 16 de junio de 2014

CULTURA ATACAMEÑA. UN TESORO EN CHILE



Las fronteras que dibujamos los humanos muchas veces no tienen ningún sentido. Esto se manifiesta cuando encontramos lugares, puntos centrales de encrucijadas de varios países, en donde por mucho que estén marcadas por los correspondientes gobiernos, forzosamente hay que ignorarlas porque lo que predomina allí es una cultura común con todo lo que conlleva, prehistoria, antropología, costumbres, etc. Esta cultura, estos pueblos poco o nada tiene que ver con los mapas elaborados por los Gobiernos.


 CON EL VOLCÁN AL FONDO


Algo así sucede con la cultura Atacameña desarrollada tanto en norte de Chile, en dónde se denomina de esta forma, en el norte de Argentina en que la denominación más usual es la de “Atacamas” y en el sur de Bolivia. Un pueblo cuyas fronteras son meras “líneas” en los mapas oficiales porque esta etnia se extendía, y aún se extiende, por un territorio que partiendo de un punto central en el desierto atacameño, transcendía esas líneas “oficiales”. 


IGLESIA DE SAN PEDRO DE ATACAMA


También llamados apatamas, alpatamas, kunzas o likanantaí en su idioma, precisamente denominado Kunza, traduciríamos la denominación likanantay poco más o menos por “habitantes del territorio”.


No obstante aquí, voy a hacer referencia a la cultura atacameña tomando aquella situada en territorio Chileno, no porque no esté presente en la actualidad en los otros países que aquí menciono, sino por ser el lugar que yo he conocido y en donde pude visitar el Museo Arqueológico de esa cultura en el pueblo de S.Pedro de Atacama. 


 MUSEO LE PAIGE


No son necesarios los mega-edificios, ni un derroche de lujo si las cosas están bien hechas. Son la profesionalidad y el mimo lo que hacen que se estudie en profundidad y con seriedad la historia de una cultura. Y eso es lo que yo encontré en este museo que tuve la suerte de visitar hace años. Un pequeño pero bien aprovechado edificio que es punto de referencia para los que amamos la arqueología y el estudio de las culturas.

En la actualidad, los atacameños de Chile en la actualidad se encuentran en oasis cercanos a San Pedro de Atacama. Su número podría ser de unos tres mil. 


 BELLA VASIJA DE LA CULTURA ATACAMEÑA



Siempre hablando del presente, diremos que su modo de vida es la agricultura y la ganadería así como la artesanía en lana de llama y oveja. Nos llama la atención la economía de subsistencia de este pueblo que en tiempos pre-colombinos gozaron de una gran riqueza basada en el oro, los metales y en su alfarería.


Mirando la historia nos asombramos al observar como supieron adaptarse a un medio inhóspito como la altura y el desierto, uno de los más secos del mundo. Fueron agricultores y ganaderos e hicieron uso de los cultivos en terrazas y el regadío artificial. 


 DUNAS Y FIGURAS SALINAS EN EL DESIERTO



Cultivaron la quinoa, el maíz, la calabaza e incluso árboles frutales. La carne la obtenían de las llamas y alpacas y sobre todo nos admira la destreza con los metales. Elaboraban objetos con cobre, estaño, bronce, plata y oro. La cerámica fue espléndida y se caracterizó por su color negro o rojo bellamente pulida o grabada.


 CERÁMICA ATACAMEÑA PULIDA



Apenas se conoce si tenían religión o cual era su divinidad o forma de espiritualidad pero su identidad se manifiesta en sus rituales muy unidos a la fecundidad de la tierra y al agua, o la petición de ella.



 ENTERRAMIENTO EN VASIJA


Lo poco que se sabe de estos ritos se debe a algunos textos encontrados en su desaparecida lengua kunza. Lo que no hay duda es que creían en la otra vida. Los funerales suponían un rito importantísimo.

Todo lo que aquí os cuento es recopilación de escritos y estudios que he encontrado tanto en la red como en el viaje que realicé hasta el norte de Chile y que está expuesto con absoluta precisión en el Museo Le Paige, ubicado en San Pedro de Atacama.


 BAJO EL VOLCÁN LICANCABUR



San Pedro es más que un pueblo un pequeño oasis en ese sequísimo desierto atacameño. Protegido por el volcán Licancabur un amanecer o un ocaso entre sus fantasmagóricas figuras salinas es algo que no se puede olvidar. Me decían algunos chilenos con los que conversé allí que el lugar te atrapa, que muchos de ellos llegaron de visita y se quedaron. Algo así le debió de suceder a Gustavo Le Paige.


 RETABLO DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO


Gustavo Le Paige, jesuita belga, llegó al norte en 1954 y allí se quedó hasta su muerte en 1983. Y su estancia fue muy bien aprovechada ya que se dedicó a estudiar la cultura atacameña, realizó muchos descubrimientos y lo que es más importante, publicó sus estudios. Para ello recorrió cementerios, los talleres de los antiguos atacameños, poblados prehistóricos y poco a poco recogió restos arqueológicos de un gran valor.


El Museo que lleva su nombre es el resultado de todo ese trabajo. Con el apoyo de sus ayudantes inauguró el primer museo que no era otro que la propia casa parroquial. Allí reunió textiles, metales, la preciosa cerámica y un número importante de momias atacameñas que nos hablan de las creencias de ese pueblo, pero también nos dan una idea del clima soportado en esas latitudes ya que su conservación es excelente. De hecho, el valor del museo hasta bien entrado los años dos mil, se basaba en estos restos momificados.



 DETALLE DEL ENTERRAMIENTO



En mayo de 2007 el museo retiró los cuerpos o momias por la petición del pueblo Lickanantay. Estos cuerpos están en bodegas en una zona de especial de conservación.

No obstante, cuando se visita el museo, podemos ver al detalle la forma de enterramiento de esta cultura además de miles de registros arqueológicos y el recorrido por la evolución de la cultura mediante los metales, tejidos y cerámica ya que el recinto cuenta, además de con esa bodega y un laboratorio de investigación, con la sala de exhibición y con una biblioteca muy bien documentada


Es ineludible una visita al museo para conocer la cultura de este pueblo que llegó a ser el pueblo precolombino más desarrollado de Chile. Imprescindible su estudio para saber de las riquezas que esconde este Continente y para comprender que cientos de pequeños pueblos que se desplazaron y se mezclaron a lo largo de los siglos hicieron de estos países un mosaico de culturas ricas y bellas.


Intentar resumir aquí el trabajo del padre Le Paige y sobre todo describir en unas líneas el contenido de la labor desarrollada con el pueblo atacameño es imposible.
Solo decir que la ayuda a lugares como este enriquecen la cultura de los pueblos y son dignos de admiración. Son una forma de ofrecernos cultura y conocimiento de la historia.




Fuentes consultadas:
Visita al Museo Arqueológico del Padre Le Paige
Serie “PATRIMONIO CULTURAL CHILENO”.Culturas aborígenes.
La Red.
Para la fotografía. Archivo propio en visita a Chile

NOTA:
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