sábado, 27 de marzo de 2010

LEONOR FINI, una surrealista difícil de clasificar





Nació en Argentina en (1908). Su madre al divorciarse regresó a su lugar de origen, Trieste (Italia) y en Europa desarrollo su arte Leonor. Pintora, escenógrafa y diseñadora, su vida y su obra es una vida sin límites.

Considerada una artista relevante del siglo XX, llama la atención por ser una de las pocas mujeres artistas cuya figura no está ligada a la de un hombre. Esto se nos hace singular porque en la mayoría de las ocasiones, en la época en que vive Fini, las artistas además de realizar un trabajo creativo son, la mujer de, la compañera de, o simplemente la amante de algún pintor o artista-hombre. También posiblemente por esto, por el hecho de ser una figura sin ligadura alguna a un hombre, es mucho menos conocida.


RETOUR VOYAGE I


Se la incluye en el grupo de los surrealistas y al igual que Carrington (anterior entrada del blog) ella renegaba de ese título. La opinión que tenía sobre André Bretón dice mucho de ese rechazo a ser considerada una de ellos. Consideraba a éste un misógino.


RETOUR VOYAGE II

No obstante, los temas surrealistas son habituales en su obra, aunque eso sí, en su mano son un arma contra los convencionalismos sociales.

Leonora Fini fue autodidacta y aunque admiraba a los prerrafaelistas, su arte no tiene influencia de ninguna escuela, siendo difícil incluirla en un grupo determinado. No acudió a ninguna escuela de Bellas Artes. Aprendió anatomía dibujando los cuerpos que encontraba en las morgues de Trieste y copiándolos al detalle.


RACH RACH RACH


Al igual que en el caso de Carrignton y Varo, su obra está poblada de animales. Sus mujeres son andróginas y fantásticas y su pintura en ocasiones es altamente erótica.



PARQUES HOTEL

Fue calificada de lesbiana y bisexual, calificativos que rechazó de la misma manera que había rechazado que su obra fuera surrealista. En su constante ambivalencia se declaraba bisexual pero no quería ser lesbiana.

No se casó nunca, algo que unido al tipo de vida que llevaba ya era una provocación en una mujer. Si además añadimos que convivió con el artista plástico Stanislao Lepri y con el escritor polaco Constantin Jelenskin durante 40 años, tenemos la prueba de ese espíritu libre que mantuvo toda su vida.


COMPOSICION CON FIGURAS


Leonora buscó en su vida y en su obra a la mujer autónoma, dominante, bella y apasionada. Sus trabajos van a tocar temas como el matriarcado, el lesbianismo o el de la mujer andrógina. Estas inquietudes van a dar como resultado obras como “Dos mujeres”, “Entre dos”, o “Tres amigas”. Su trabajo, al igual que esas mujeres apasionadas que ella buscaba, también era sensual y apasionado. Sus modelos nos van a ser representadas como diosas o guerreras.


ENTRE DEUX


Trabajó como diseñadora para el Ballet de París y también para películas de directores famosos como Fellini. Escribió poesía y en la década de los 70 escribió tres novelas y se hizo amiga de Jean Cocteau, Giorgio de Chirico y Alberto Moravia.


GRABADO


La obra de Fini como podemos ver trasciende las diferentes corrientes del arte moderno. Combina elementos de su fantasía con símbolos y con imágenes. Presenta una sociedad dominada por mujeres y en ocasiones en un escenario aislado del mundo externo. También exploró el mundo de la naturaleza y el tema de la muerte que expresó con imágenes de calaveras o esqueletos.


GUARDIENNE DES SOURCES



Su sentido de la independencia y su personalidad nos lleva a unirla a otras mujeres que también fueron parte del surrealismo como Carrington o Frida Kahlo.


MEDIUM


La obra de Leonora Fini ha sido expuesta en Europa y Estados Unidos. También forma parte de exposiciones permanentes de museos internacionales.


LEONOR FINI

Leonor Fini murió en París en 1996.



NOTA: Para mejor visualizar la fotografía “picar” con el ratón encima de las que interesen.

Para la lectura de entradas anteriores, ir a la ventana de la derecha y “picar” en los años y meses. Se desplegarán los títulos correspondientes a cada fecha.


Fuentes consultadas:


Archivo propio.

Creación artística y mujeres (Marián L.F.Cao)

Arte siglo XX.

Fotografía:

Archivo propio.

La red

martes, 23 de marzo de 2010

LEONORA CARRINGTON, figura fundamental del surrealismo.






Aquella a la que Remedios Varo (entrada anterior en este blog) llamó “su hermana gemela en el arte”, nació en Lancashire (Inglaterra) en 1917. No se puede dudar de que esta región de brujas, de novelas neogóticas y una educación inglesa al más puro estilo tradicional van a influir en ella y en su obra. Algo que por otra parte también le uniría a Remedios Varo con la que mantendría una estrecha amistad y con quien va a tener muchas afinidades. La principal, ese interés por los mundos mágicos y oníricos.







Leonora tenía un sueño que era la pintura y ese sueño le lleva a Londres a estudiar arte. Allí conocería al surrealista Max Ernst de cuya obra y personalidad se enamoró y con el que marchó a Paris. Ernst tenía 46 años y Leonora 19. Pero Ernst fue encarcelado al estallido de la Guerra Mundial y Leonora, fuertemente afectada por la pérdida, tuvo que huir a España en dónde permaneció un tiempo ingresada en un sanatorio.
Tras un paso breve por Nueva York llega a México y al igual que su amiga Varo, va a ser considerada mexicana de por vida. En 1941 se casó, en un matrimonio de conveniencia que terminó prontamente en divorcio, con el poeta mexicano Renato Leduc.



QUERÍA SER PÁJARO



Carrington considerada una figura fundamental del surrealismo, es conocida no sólo por sus pinturas. Su fama le viene también como escritora y entre sus obras se encuentran obras teatrales y entre otros, su libro “Memorias de Abajo” escrito a raíz de la pérdida de Max Ernst. Lo escribió durante su internamiento en el sanatorio y gira alrededor de su vida sentimental y la crisis nerviosa que le había llevado a esa situación.
La obra escultórica es también de gran valor. En 2008, el mexicano Paseo de la Reforma acogía una muestra de Carrington y entre sus obras encontrábamos sus esculturas surrealistas.




ESCULTURA EN EL PASEO DE LA REFORMA



En México Leonora resurge, crea y también establece un círculo de amigos entre los que se encuentran muchos inmigrantes huidos de la guerra, artistas cercanos al surrealismo y la que sería su gran amiga, Remedios Varo. Mantuvo una buena relación con Frida Kahlo y Diego Rivera. Conoció también a escritores como Octavio Paz con el que forjó una sólida amistad y al poeta Benjamín Pèret, esposo de su amiga Remedios, a pintores como Gerardo Lizarraga. y al cineasta Luis Buñuel. Todo un abanico de intelectuales que, o bien eran mexicanos, o se encontraban en aquel país a consecuencia de la situación convulsa de Europa.




LABERINTO


Su obra es un tanto insólita y para disfrutar de ella no tenemos que buscar una lógica. Más bien dejarnos fluir, como sucede tantas veces con el arte. En ocasiones sus cuadros semejan juegos que nos invitan a reflexionar. Sus imágenes están cargadas de simbología y nos narran historias en el lienzo.




En su obra más madura encontramos la “modernidad” con toda la carga fantástica que acarrea de su propia educación. Una madre celta y un ambiente lleno de leyendas y todo lo necesario para alimentar su ya de por sí rica imaginación. Crea ambientes en los que hay lugar para brujas, hadas y duendes que ayudados por los principios del surrealismo se conjugan para dar vía libre a su creatividad y a una estética que es clave en toda su vida artística. En su obra, además del componente mágico, aparecen frecuentemente, al igual que en la de Varo, los temas de animales. Y en muchos de sus cuadros el caballo representa sueños de los niños.




AUTORRETRATO



No obstante la artista no parece demasiado “amable” si se intenta psicoanalizar su obra. Carrignton sufrió las limitaciones que se le imponían por ser mujer. Sobre todo a la llegada a un México que se le hacía injusto en el trato machista a las mujeres. Toda la rebeldía que le provocaba estas situaciones y la que en muchas ocasiones le había provocado el mundo de los adultos con sus reglas y deberes, está plasmada en su obra, tanto la plástica, como la literaria.
En Leonora Carrington tenemos, además de una gran artista, una mujer profundamente feminista, con todo lo que ello ha podido suponer en la época en que ha desarrollado su trabajo.
Ella misma ha renegado en más de una ocasión de Bretón y los surrealistas haciendo mención al machismo que reinaba en el movimiento. Posiblemente, al igual que otras mujeres-artistas, se encontró con el sentimiento ambivalente de la atracción hacia el surrealismo y a la vez la constatación de que era un movimiento regido por hombres en el que la mujer tenía un lugar secundario, aunque lugar al fin y al cabo. No podemos olvidar que el surrealismo fue el movimiento del que se valdrían muchas mujeres artistas para desarrollar su creatividad o para catapultarse una vez haberse independizado de él.

LAS SOLTERONAS

Carrington también pintó el mundo mexicano. El mural “El mundo mágico de los mayas” pintado en 1963 para el Museo Nacional de Antropología es el resultado de un estudio que llevó a cabo sumergiéndose en el México profundo y milenario que está vivo en Chiapas.
También México esta presente en su obra literaria en “Cuento Mexicano” que tiene por personajes centrales a dos campesinos, Juan y María, que ella sitúa de modo surrealista en un lugar típico mexicano.


BEBE GIGANTE

Se casó con Chiki Weisz del que tuvo dos hijos y con el que convivió 61 años. Leonora sintió una gran conmoción ante la maternidad. Fue algo para ella inesperado que la conmovió profundamente y que también aparece plasmado en su obra. En 1953, pintaría un cuadro en el que sus dos hijos son las únicas figura realistas en un mundo surrealista y que titula “Y entonces vimos a la hija del Minotauro”.


MINOTAURO

Carrington ha recorrido todos los caminos artísticos, algo que su época casi lo habían hecho exclusivamente los hombres. Ha pintado, esculpido y creado obra literaria y gráfica. También hay una incursión en la obra más relacionada con la mujer, como es la tapicería y algo no demasiado conocido. La confección de muñecas.
A nivel personal esta mujer es un icono del feminismo. Independiente, y libre. Para ella el matrimonio es una institución sin sentido que solo sirve para oprimir a la mujer. Libre en su vida y en su obra a la que no ha querido nunca poner etiquetas, aunque sea considerada una figura fundamental del movimiento surrealista.

El gobierno de México le concedió en 2005 el Premio Nacional de Bellas Artes.

El 19 de Marzo de 2011, el suplemento Babelia de “El País”, dedicaba un amplio artículo a la maravillosa escritora mexicana Elena Poniatowska con motivo de la reciente publicación de “Leonora”, novela basada en la figura de la artista Leonora Carrington. No dudo del disfrute que nos va a deparar su lectura si tenemos en cuenta la calidad artística de ambas. La primera, a punto de cumplir 79 años y la segunda de 95 ,comparten amistad y ciudad (México) aunque ambas llegaron a ese país desde otros lugares. Un día de enhorabuena para los que amamos el arte y la buena literatura.




El día 26 de Mayo de 2011 nos llega la noticia desde México, lugar del que se consideró ciudadana, del fallecimiento a la edad de 94 años de la pintora y escultora considerada “la última surrealista”con vida. Se ha perdido una gran artista y una gran mujer defensora del feminismo. Hoy más que nunca, la obra de otra gran mexicana, la arriba mencionada Elena Poniatowska, es de obligada lectura para entender la vida de Leonora Carrington.

Creo que no hay mayor homenaje para la artista que el artículo que a continuación os dejo, escrito por Elena Poniatowska y editado por El País.





LEONORA CARRINGTON O LA REBELDÍA por ELENA PONIATOWSKA
EL PAIS, 28/05/2011

El jueves, al día siguiente de morir en México la gran pintora y escritora Leonora Carrington, su amiga la novelista y periodista Elena Poniatowska plasmó, en este texto para EL PAÍS, la vida y la obra de una intelectual inclasificable.


Mala mañana la de ese 26 de mayo en la que murió de neumonía Leonora Carrington en el Hospital Inglés, como lo llamamos en México porque lo fundó Lord Cowdray. Para México, para todos nosotros los mexicanos, la pérdida de Leonora es grande y dolorosa porque se lleva nuestras posibilidades de ir más allá de nosotros mismos y de entrar a Westmeath, Irlanda el país en el que los Sidhes te enseñan a tomar la vida como una aventura risueña y mágica. Los Sidhes son seres invisibles que acompañaron a Leonora mucho mejor que su Ángel de la Guarda y ahora mismo lloran sobre su tumba, también en el cementerio inglés.
En 1942, Leonora llegó a México y 10 años después comencé a entrevistarla aunque odiaba contestar preguntas y detestaba a los reporteros. A cada visita en su casa en la calle de Chihuahua, mientras tomábamos té, me daba alguna información y así, de año en año, fui recogiendo el material de la novela Leonora. Siempre la quise. En una ocasión, el año pasado, al bajar la gran escalera del Palacio de Minería en el que le habían hecho un homenaje, me regaló una sonrisa tan bella que iluminó varios días, o será que ahora soy más sensible a las sonrisas.
Leonora llegó a México casi en los mismos años que el gran exilio español que tanto ha honrado a México y tanto ha significado en nuestra vida cultural y social. Si el exilio español nos enriqueció como lo hizo, si Luis Buñuel y Remedios Varo fueron sus amigos, también el destierro de la fabulosa pintora inglesa ha sido para nosotros una aportación invaluable. Saberla viviendo en la misma ciudad en la que nos recogemos todas las noches era una bendición, una prueba de confianza, un honor, un privilegio.
Habría que recordar el amor de los españoles al Museo del Prado y cómo salvaron su tesoro a pesar de los bombardeos, lo envolvieron como a un niño y lo llevaron a Ginebra. Leonora era nuestro tesoro y todas las noches le deseábamos que durmiera con los angelitos. Al compartir Leonora su creatividad con los mexicanos, la pintora inglesa nos hizo más creativos y su desafío -el desafío de toda su vida- fue también nuestro. Si ella vivía entre nosotros, teníamos que estar a la altura, si ella nos había adoptado teníamos que rendirle el mismo homenaje que ellas nos rendía al habernos escogido.
Mucho de lo que cuento en la novela Leonora ya estaba escrito. Ella se describió en varios momentos de su vida. Sólo cambiaba su nombre y el de Max Ernst o el de Joe Bousquet. En México sus cuentos publicados son El séptimo caballo, La dama Oval, La trompetilla acústica, La casa del miedo, Memorias de abajo y críticos y especialistas en el surrealismo han analizado su obra extraordinaria y su vida fuera de serie. De Leonora quisiera destacar dos temas que poco se han tocado. Se conoce poco su actitud ante el nazismo y cómo desde los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, a partir del momento en que los nazis entraron en Francia el 24 de junio de 1940, denunció en las calles de Madrid a Hitler, a Franco y a Mussolini. Si la tacharon de loca era porque fue una clarividente y se dio cuenta del peligro antes que nadie.
Desde el instante en que dos gendarmes se llevaron por segunda vez a Max Ernst, el máximo pintor surrealista, a Les Milles, un campo de concentración en Francia, Leonora luchó contra la injusticia. La invasión de Polonia, la de Bélgica y de Francia la llenaron de rabia y en Madrid, ya desesperada, pidió una entrevista con Franco para decirle que no se aliara a Hitler y a Mussolini y repartió en la calle volantes pidiendo el cese al fuego. Antes que muchos se enfrentó a Hitler y al fascismo. Entonces la tildaron de loca, cuando en realidad se adelantaba a la inmensa locura que es la guerra. La encerraron en un manicomio en Santander. ¿Quiénes fueron normales? ¿Los que escondieron la cabeza como la avestruz o Leonora, la visionaria, que se alzó contra la guerra porque adivinó el peligro?
Otro tema conmovedor de su ya larga vida (el 6 de abril cumplió 94 años) fue su solidaridad con los judíos. El sufrimiento de Chiki, Emerico Imre Weisz, fotógrafo, su marido y el padre de sus dos hijos Gaby y Pablo, está ligado a la guerra civil de España. Chiki fue quien salvó la maleta de negativos de Robert Capa que hace más de un año apareció en México y que ahora es motivo de una película y un documental.
Leonora Carrington, que no era judía, se indignó más que ningún otro artista por el trato que se les daba a hombres y mujeres, a aquellos ancianos y niños que fueron llevados, encerrados en furgones sin luz ni aire, directos a un campo de exterminio. Desde entonces jamás dejó de mostrar su rechazo a una de las grandes taras de la humanidad, el holocausto.
Pretendí rendirle con Leonora un homenaje, un tributo amoroso. Leonora nunca sacrificó su ser verdadero a lo que la sociedad convencional esperaba de ella, nunca aceptó el molde en el que nos cuelan a todos, nunca dejó de ser ella, escogió vivir en un estado creativo que hoy nos exalta y nos llena de admiración, defendió su talento desde la madrugada hasta el anochecer, primero contra su padre y después contra una clase social que pretendía imponerle leyes estrictas, las mismas que han impedido el florecimiento y la creatividad de hombres y mujeres de talento que finalmente se rinden y regresan al conformismo. Leonora Carrington nunca cedió, jamás le importaron las apariencias, nunca guardó la fachada, vivió para pintar y para sus hijos -Gaby, filósofo y poeta, Pablo, pintor y médico con quienes tuvo una relación entrañable, la más cercana que pueda darse entre una madre y sus hijos-. El único fin de su vida fue defender su vocación de pintora y escribir textos que nadie más que ella podría escribir, como el relato de su encierro en el manicomio en Santander, que escribió primero en francés y tituló En bas, Down below, Memorias de abajo.
En torno a ella, en México, se hizo poco ruido porque escogió el recogimiento, el anonimato, el silencio, la vida lejos de los amplificadores de sonido y de imágenes ajenas a su aislamiento. Su casa era finalmente un retiro y su soledad era voluntaria.
¿Fue feliz Leonora? Quién sabe. ¿Somos felices nosotros? Ustedes dirán. Alguna vez, Leonora declaró que no tenía nombre para la felicidad pero si lo tuvo para la rebeldía y se levantó contra la iglesia, el estado, la familia. Su imaginación fue más allá de las leyes, de los cartabones, del qué dirán. Su único rito fue tomar el pincel o tomar la pluma o guisar. Alguna vez puso a hervir al arzobispo de Canterbury en mole verde.
Con su sentido del humor, destrozó cualquier imposición, hasta la de ser surrealista. Más que surrealista su mundo interior fue celta y su obra está muy cercana al mundo de su infancia, un mundo que nada tiene que ver con la lógica, un mundo inesperado de poesía que es el de los Sidhes, los little people que para nosotros, los mexicanos, son los chaneques que nos acompañan, jalan la comisura de nuestros labios para que sonriamos y nos desatan las agujetas de los zapatos.

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LEONORA CARRIGTON

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Para la lectura de entradas anteriores, ir a la ventana de la derecha y “picar” en los años y meses. Se desplegarán los títulos correspondientes a cada fecha.


Fuentes consultadas:
Archivo propio
Arte latino-americano siglo XX Edward Lucie Smith
Arte latino-americano (Ed.Sullivan)
Creación artística y mujeres (Marián L.F.Cao)
Artículo editado por El País con fecha 28 de Mayo de 2011.

Fotografía
Archivo propio
Catálogo Fundación Mapfre para “Amazonas de un arte nuevo”
La propia red.

domingo, 14 de marzo de 2010

REMEDIOS VARO, un surrealismo muy personal.




ALEGORÍA DEL INVIERNO

Ante todo deberíamos de decir que Remedios Varo fue una artista muy singular. En su obra, además de la influencia surrealista, vamos a apreciar su interés por la magia, por un mundo onírico y también por la naturaleza.
Nacida en España, concretamente en Anglés (Gerona) en 1908, después de una vida intensa y nómada, se estableció en México dónde viviría y sería reconocida y homenajeada, algo que no consiguió en España aun siendo una de las grandes aportaciones al surrealismo, hasta el momento de su muerte.


FRIO

Tenemos que nombrar aquí los orígenes de Varo por la influencia que sin duda tuvieron en su vida y obra.
Hija de una pareja un tanto original, la madre un ama de casa profundamente religiosa y su padre un ingeniero ateo y liberal. A causa de la profesión del padre, la vida de la familia fue un tanto nómada y Remedios pasó los primeros años de su vida viajando de la península a África y dibujando en muchas ocasiones al lado de su padre mientras éste diseñaba planos. Alternaba sus ratos de dibujo con la asistencia a clase en colegios religiosos.


PARAISO DE LOS GATOS

Lo que al principio parecía una simple inclinación al dibujo, se convirtió más tarde en un deseo vehemente que terminaría con su ingreso en la Academia de San Fernando.

LA LLAMADA

Allí conoció al anarquista Gerardo Lizarraga, pintor surrealista con el que se casaría, y allí compartió aula con Dalí y con otros surrealistas.

CABALLERO ENCANTADO

El matrimonio supuso, además de una independencia de la familia, la oportunidad de viajar a París en un momento de inestabilidad política en España. La pareja vivió allí durante un año y más tarde, coincidiendo con la República, volvería a Barcelona. Fue en el nefasto año 1936 cuando comienza a darse a conocer como pintora, se separa de su marido y conoce a Benjamín Peret, poeta surrealista militante del Partido Obrero de Unificación Marxista que al ser declarado ilegal, obligaría al poeta a huir del país. Sin dudarlo Remedios le sigue a Francia. Nunca pudo imaginar Remedios Varo que no regresaría a su país.


EMIGRANTES

México acogería a la pareja y en ese país Varo conocería a otras artistas como Leonora Carrignton, quién se convertiría en una de sus grandes amigas y con quién compartiría intereses como la alquimia o su inclinación por la magia.

BRUJA QUE VA AL SABATH

Más tarde Varo se separaría de Peret y en 1947 marcha a Venezuela. En ese país trabaja dibujando insectos para un laboratorio. No hay duda que ese trabajo minucioso y su amor a la naturaleza se verían reflejados en su obra.


EXPLORACION DE LAS FUENTES DEL RIO ORINOCO

En 1949 decide regresar a México y se estabiliza emocionalmente junto a Walter Grüen. Esa estabilidad da paso a una madurez artística y se dedica exclusivamente a su obra. Comienza a exponer con asiduidad. De esa época son sus obras “Música solar” o “El alquimista”.

EL ALQUIMISTA

Su obra está formada principalmente por personajes femeninos de grandes ojos misteriosos. Dicen que en su obra hay mucho de autobiográfico y también, como hemos mencionado, de influencia familiar. De su padre aprendió el dibujo técnico, pero también con él recorrió museos que sería parte de su aprendizaje. Por otra parte, su educación en colegios religiosos de estrictas normas, así como la religiosidad materna, por fuerza tendrían que influir en su obra. Algunas de las pinturas ejecutadas en México como “Hacia la torre” (1961), “Bordando el manto celeste” también del mismo año, o La Huida (1960) son sin duda resultado de todas esas influencias.



HACIA LA TORRE

El surrealismo de los años 20 y su propia vida fueron una fuente perfecta para fecundar la creatividad de esta artista.


WOMAN LEAVING PSYCHOANALIST

Además de esos personajes femeninos que componen su obra, ésta está cargada de magia, alquimia y también de elementos de la naturaleza. Tanto ella como su gran amiga Leonora Carrington presentan una obra que se puede calificar de fantástica.

EL GATO HELECHO

Su estilo se desarrolló a partir de la disciplina académica europea y un dominio perfecto de la técnica, enriquecido con esa fantasía

BORDANDO EL MAR TERRESTRE

En 1955 la crítica mexicana recibe de manera excelente su exposición en solitario. En ella presenta obras como “La ciencia Inútil” o las anteriormente citadas “Música solar” y “El Alquimista”.


MUSICA SOLAR

A partir de ese momento comienza a separarse del surrealismo. Al año siguiente repite en solitario, exposición y éxito. Doce obras compusieron esta exposición cargada de detalles y poblada de seres fantásticos.


AUROA

De ahí en adelante expondría regularmente en México, ganaría premios y sobre todo, crearía un mundo propio basado en esos seres fantásticos femeninos, según sus biógrafos con rasgos basados en sus propias facciones, y que ella representa en papeles tradicionales de la mujer que a la vez parecían desafiar esa asociación.


LES FEUILLES MORTES

Después de su muerte repentina a la edad de 55 años le fueron dedicadas varias retrospectivas en el que ya era su país, México, y su obra, finalmente, también tuvo un merecido reconocimiento fuera de las fronteras mexicanas.

REMEDIOS VARO



Con fecha 28.5.2015, nos llega la siguiente noticia desde la casa de subastas Christie’s de N.York:

El lienzo “Vampiros vegetarianos” de la surrealista Remedios Varo, se ha vendido por 3,3 millones de dólares, muy por encima de su valoración original y tres veces por encima del último cuadro de Diego Rivera (este blog 9.10.2013) que había alcanzado una considerable cifra en la misma Casa de Subastas.



Hay que recordar que en otoño del pasado año, un mural del pintor alcanzó uno de los más altos precios en una subasta pero se trató de la casa Sotheby’s.



La obra de Varo fue la que alcanzó el precio más alto de la sesión de esa noche superando la valoración que había hecho la Casa, entre 1,5 y 2 millones de dólares.



Realizada  con unas medidas de 85,7 por 60,3 cm.,  nunca había sido subastada. Pintura muy característica de Varo, representa una escena, un tanto macabra ,de tres vampiros que están sorbiendo con pajitas directamente frutas rojas.



“Vampiros vegetarianos” es un fantástico trabajo que sirve como reclamo de nuestra subasta que cuenta con una selección importante de mujeres surrealistas”, dijo el director del departamento de Arte Latinoamericano  de Christie’s, Virgilio Garza.
 

La venta arrancó varios aplausos entre los asistentes.


DETALLE DE "VAMPIROS VEGETARIANOS"



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Fuentes consultadas:
Archivo propio.
Creación Artística y mujeres (Marián I.O. Caro)
Arte Latinoamericano del Siglo XX (E.Sullivan)
Las mejores obra de arte (Stephen Farthing.J.F. Yvars)
Fotografía.
Archivo propio
La misma red.